Este año se cumplen 20 desde que hice mi primera traducción: la poesía de Dylan Thomas, junto a Niall Binns.
Desde entonces, la traducción literaria me ha ido acompañando mientras publicaba mis propios libros, daba recitales, cuentacuentos…
El otro día se me ocurrió contarlas y he descubierto que con este libro, el primero de la serie de la Sirena Esmeralda, acabo de llegar a mi traducción número 100.
Han sido traducciones muy variadas.
La más larga: El lenguaje secreto del Jin-Shei.
La más corta: Un libro lleno de errores.
La más mágica: la serie de Isadora Moon.
La más multicolor: la serie de Elmer.
La más friki: Pesadilla antes de Navidad.
La más sensible: Las ventajas de ser un marginado.
La más creativa: la poesía de Roald Dahl.
La más ordenada: el álbum infantil de Mary Kondo.
La más tierna: la serie de Los lobos que vinieron a cenar.
La peor: una novela erótica de cuyo nombre no quiero acordarme…
Y entre medias, un arcoíris de gustos y de géneros, hasta llegar a 100.
Todas ellas me han ayudado a aprender. Me han hecho crecer en las palabras. Se me ha dado el honor de entrar en los mundos de otros creadores y de ayudar a los demás a entrar.
Me siento muy afortunada. Gracias, gracias, gracias.
VPS